Muy pocos captaron la profunda ruptura que el golpe de Estado de 1923, iniciado y liderado por Miguel Primo de Rivera con el apoyo de las Fuerzas Armadas, iba a suponer en la España del siglo XX. La quiebra de 1923 culminó la crisis abierta con la Revolución de 1917 y alejó a los españoles de la política constitucional y la libertad civil para sumirles en una dinámica de exclusión de unos partidos respecto a otros que duró hasta 1975.