AA.VV
Abrazar es comunicar con lo más profundo de la otra persona, es tender un hilo invisible hasta el alma de quien nos rodea. No importa el lugar, ni el idioma de quien te abraza, porque siempre lo entiendes. Incluso el silencio que acompaña a un abrazo, nos permite explayarnos y hablar mucho más allá de las palabras, porque lo decimos con el lenguaje del corazón, que no entiende de fronteras. Los abrazos disponen de ese poder invencible de detener el tiempo, de esa capacidad de generar lo infinito, desde un momento aparentemente liviano y fugaz. Un abrazo es, sin duda, el latido de la eternidad. Aquí tienes sesenta y un abrazos de artistas jóvenes, que han interpretado a su manera el título de este libro. El año en que se prohibieron los abrazos, nos los dimos todos. Inventamos el cuerpo a cuerpo sin pieles, redescubrimos el gesto, nos quisimos a contra ley. Imaginautak se fraguó en tiempos de arresto domiciliario por pandemia mundial, en meses de calles abandonadas y pantallas que, sin ser táctiles, nos tocaban. A través de ellas nos conocimos la mayoría de las personas que habitamos estas páginas. Nos conoc