Decenas de soldados demoníacos marchan hacia Kalimdor, dejando un rastro de muerte y devastación a su paso. En el corazón de la terrible invasión se encuentra el Pozo de la Eternidad, cuyas energías han sido profanadas. La reina Azshara y sus bien nacidos no se detendrán ante nada para estar en comunión con su recién descubierto dios: Sargeras, el fiero señor de la Legión Ardiente. Los defensores de los elfos nocturnos lucharán para contener su terrible asalto.