En este breve ensayo sobre la muerte, escrito a partir del fallecimiento de un amigo, el profesor Francisco José Soler Gil va llevando de la mano al lector por una pausada meditación en torno a lo que sabemos de ella, además de estudiar nuestras reacciones y conjeturas acerca de su significado. Con una mirada rigurosa, propia del científico y del filósofo de la ciencia, el autor va exponiendo datos a partir de los cuales ir desentrañando, paso a paso, cómo es nuestra relación con la muerte y por qué se da de ciertas maneras, dejando espacio para la especulación que enriquece la certeza.
«No sé hasta qué punto pueda ser una buena idea vivir en general de espaldas a la muerte. Pero ¿no es obvio que para un filósofo la renuncia a reflexionar sobre este tema equivale a frustrar su vocación?
Difícil o no, para los que nos dedicamos a la filosofía el asunto es insoslayable, por muy brumoso, incierto o ingrato que pueda resultar. De forma que, al menos una vez en la vida, los que nos aplicamos a este oficio deberíamos hacer un alto en nuestras ocupaciones habituales, y reservar un tiempo para pensar en torno a la muerte: a su realidad, a su significado, y a la actitud que hemos de adoptar ante ella.
Y este deber es el impulsor de las páginas que siguen».