Albania, una de las joyas mejor guardadas del Adriático, se está convirtiendo poco a poco en un atractivo turístico para quienes salen en busca de lo auténtico en Europa. Situada en una de las rutas de unión entre Oriente y Occidente, Albania es un país antiguo, con una lengua y cultura propias, con más de 2.000 años de antigüedad. Su historia se puede disfrutar en ciudades como Butrint, Berat, Gjirokastra o la capital, Tirana. A todo ello hay que añadir una naturaleza casi virgen, con unas playas poco conocidas y de gran calidad, que merece la pena disfrutar ahora que poca gente las visita. Pero lo que más nos atraerá son las tradiciones ancestrales de este país. El viajero se acerca Albania para disfrutar de su rico y variado patrimonio: la ciudad antigua de Butrinto, Berat, la maravilla otomana, Gjirokastra, la fascinante ciudad de piedra de Ismail Kadeng, pero también las encaramadas ciudadelas, mezquitas e iglesias construidas unas junto a otras. Los edificios nacidos de la desgarradora historia reciente no están enmascarados, sino reconvertidos. Los búnkeres que antaño crecieron como setas se transfor