Miguel Gallardo percibe a principios del año 2020 que se encuentraalgo cansado por la sucesión de viajes y talleres que, año tras año,realiza de manera recurrente desde la publicación en 2007 de su éxitocreativo 'María y yo', una novela gráfica en la que cuenta su relación con su hija, que tiene autismo. Siente el autor catalán que es elmomento de tomarse al menos un mes sabático. Sin embargo, aquejado deun pequeño dolor, entra por la puerta del hospital y acabanextirpándole un tumor de cuatro centímetros de una cabeza que quedamarcada por cuarenta y cinco grapas ?y un pelo a lo punk?, un pococomo Makoki, uno de los célebres personajes que Gallardo cocreó comodibujante a finales de los años 70.
Y sale ademásdel hospital para seguir tratándose del proceso cancerígeno en unmundo sumergido en una pandemia que poco o nada se parece al que había cuando entró por su propio pie a mirarse ese ?dolorcillo? que leacompañaba en su vida cotidiana. 'Algo extraño me pasó camino decasa', coeditado por Z de SanZ, un proyecto de edición en el que pusomucho de sí mismo el desgraciadamente fallecido Julián S