"Llamé a la puerta de Philippe Pozzo di Borgo para pedirle una firma. Era 1994, y él aún no se había convertido en el héroe tetrapléjico más famoso de la historia del cine. Quería su firma para poder cobrar el paro. Él prefirió darme trabajo. Peor para mí. No. Mejor para mí. Yo tenía veintitantos años, acababa de salir de prisión, no sabia qué hacer con mi vida y sólo pensaba en divertirme, Philippe estaba desesperado, no tenía nada que perder. Juntos tentamos al diablo. Philippe me abrió los ojos a un mundo que yo creía detestar, el mundo de quienes lo tienen todo. Y yo lo invité a conocer mi mundo, el de quienes no tienen nada [...] Estábamos destinados a no entendernos. Pero acabamos siendo íntimos amigos." Abdel Sellou