Este libro constituye uno de los estudios globales más amplio e imprescindible sobre la obra de Ángel Saavedra, duque de Rivas; por este motivo merecía la pena enfrentarse al esfuerzo de traducir y editar el trabajo del hispanista francés Gabriel Boussagol. Rivas fue militar, político, embajador, miembro y director de academias como la RAE, Bellas Artes de San Fernando; miembro de la Real Academia de la Historia; historiador, pintor, pero fue ante todo poeta; así lo destacó Bécquer en su necrológica. Boussagol nos presenta una biografía muy completa del escritor cordobés, ampliando desde el rigor las ya existentes ?Nicomedes Pastor Díaz, Eugenio Ochoa...?. Y completa el libro un estudio minucioso del escritor que, en buena media, comenzó a desmantelar el mito de la razón y las luces; quimeras heredadas de los años más plenos de la Ilustración en las que se educó y volcó su primera obra literaria. Calderón de la Barca, idolatrado por muchos escritores y pensadores alemanes, entre ellos Schopenhauer, representó un emblema para el teatro de Rivas del que prácticamente nunca se separó, pese a pasar por otras influencias como el romanticismo inglés (Walter Scott) o el francés (Víctor Hugo), por ejemplo. En la actualidad, la crítica literaria viene aportando numerosos estudios
que dan mayor vigencia y proyección a una obra que nos permite salir del tiempo histórico para entrar en el tiempo de la ficción histórica nacional a través de Don Álvaro o la fuerza del sino, El Moro Expósito y los Romances Históricos, principalmente. La fama la tiene en la pluma, pero también dejó su memoria en el pincel.