Retrata con humor corrosivo los resortes internos de una sociedad, la limeña de 1964 atrapada entre el respeto de reglas hipócritas y el envilecimiento de sus individuos. Con pocas concesiones a la piedad, Patrick Rosas retrata a una sociedad mezquina, hipócrita y racista en la que el omnipresente culto a la belleza vuelve si acaso más asfixiante el cuadro de la clase alta limeña.