En los últimos diez años, puede decirse que estos trastornos están constituyendo un auténtico fenómeno social en todos los sentidos con un incremento de la prevalencia.
La media de las tasas de incidencia anual entre 10 y 30 años es de 17-19/100.000 en Anorexia Nerviosa (AN); la incidencia de Bulimia Nerviosa (BN) en el mismo rango de edad se ha multiplicado por tres en los últimos 10 años, alcanzando una tasa del 50/100.000, considerándose en la actualidad que la prevalencia para la AN es del 1% y para la BN del 1-3%, siendo similares estas cifras en casi todos los países desarrollados. Son enfermos que por regla general no piden inicialmente ayuda de forma voluntaria, sino que llegan a la consulta del profesional cuando el proceso ya está instaurado y a veces pueden morir por las complicaciones que presentan.
El culto al cuerpo, la equiparación de autocontrol y delgadez, la identificación entre autoestima y aceptación social del propio cuerpo en función de unos cánones arbitrariamente fijados, constituyen un contexto que favorece el desarrollo de costumbres insanas frente a la propia imagen corporal.