A diferencia de su admirado Garcilaso,
Luis de Góngora no fue siempre un poeta indiscutible: la difusión de sus Soledades provocó una de las mayores controversias de nuestras letras, y sólo a
partir de 1927, tras más de dos centurias de incomprensión y arrumbamiento,
alcanzó a ostentar un lugar preminente en el canon literario español. Dotado de
una portentosa imaginación visual (y gramatical), rico en géneros y formas,
igualmente feliz en lo popular y lo elevado, Góngora transformó la lengua
poética de su tiempo elevando sus posibilidades expresivas hasta cumbres
insospechadas.
Antonio
Carreira, máximo especialista en la rica e intrincada transmisión de la obra
gongorina, ha preparado la que puede considerarse su edición definitiva:
doscientos poemas (incluidos el Polifemo y las Soledades) que
aquí se ofrecen ordenados de forma cronológica, para que el lector pueda
apreciar el itinerario artístico del poeta cordobés, siempre en pos de la excelencia
y nunca lejos de la vida. La anotación resuelve con seguridad los problemas de
interpretación de las piezas, señala sus circunstancias de escritura, aclara
sus muchos lugares oscuros y pone de relieve la inmensidad de saberes que don
Luis conjugó para alcanzar la perfección en cada verso.