En la Unión Europea se consumieron 9.321 dosis de antidepresivos por cada mil habitantes en el año 1990. Una década después, en el año 2000, se consumieron 17.686; casi el doble. ¿A qué se debe semejante epidemia de depresión? A que nos siguen haciendo falta herramientas para pensarnos a nosotros mismos. El discurso economicista no nos satisface como forma única de comprendernos a nosotros y al mundo en que vivimos, y desde esta insatisfacción retornamos a Freud.