La soledad no es un objetivo que queramos perseguir. Es una vivencia del alma, una experiencia por la que podemos pasar. El ser humano no es sólo el animal social que teje vínculos con los suyos para defenderse de los enemigos y ayudarse mutuamente. También se retira, toma distancia, se aleja de la comunidad. Este libro no es un manifiesto contra la soledad. Tampoco es una defensa de la vida solitaria. Es una apología de la soledad, de este bello estado tan necesario para el desarrollo completo de la persona y de sus facultades.