Ocho son los cronarcas, al igual que ocho son las puntas de la Estrella.
No son solamente nuestros actos, a veces, incluso, involuntarios, los que marcan nuestro camino, estos son tan solo las piedras que lo conforman, es nuestra naturaleza la que lo perfila y orienta. Alexandra, hasta ahora desconocedora de la suya, deberá aprender a controlar el tiempo, ese legado recibido de su padre.
Tras el turbador encuentro con Viktor, regresará a Inevitable para dominar su nueva habilidad y desentrañar los secretos que nadie parece querer desvelarle.