"Esa "iglesia doméstica" que es la familia, según la frase del Concilio Vaticano II, precisaba también de una edición que contara, en parte con la suntuosidad propia de las ediciones litúrgicas, que fuese un signo de cristianismo e incluso de distinción del propio hogar, y que por la claridad de su tipografía, por la elegancia de su diseño por la dignidad de sus ilustraciones y la sobriedad de sus citas, pudiese servir para el comentario familiar y ser utilizada por todos, mayores y niños, con agrado y utilidad.
La traducción utilizada es la que podríamos llamar "tradicional", vertida en frases correctas pero sencillas, hecha precisamente para que todos puedan aprovecharse de la Palabra de Dios.
Las notas de pie de página son sumamente útiles para que incluso los menos técnicos puedan advertir la relevancia de algunos pasajes bíblicos. Las ilustraciones que acompañan al texto son "clásicas", complacen a los eruditos y cultivan el sentido artístico de los menos entendidos" (Cardenal Tarancón)