A Bilbao y San Sebastián las une su deliciosa gastronomía y su esencia vasca y una serie de pintorescos pueblos costeros. Las verdes colinas son el colofón final para convertir el País Vasco en un lugar ideal donde disfrutar de la naturaleza, increíbles museos e incontables actividades: un pintxo pote, un trago de txakoli, cruzar el puente colgante de Getxo y Portugalete, subir al Monte Urgull o un chapuzón en la playa de Ondarreta.