García Lorca escribió Bodas de Sangre tras tener noticia por los periódicos de un crimen pasional que tuvo una enorme repercusión. 54 años después, cuando aún vivían varios testigos importantes de aquella tragedia rural, el autor hizo una investigación de campo en la zona de Níjar con el objeto de realizar una película. Lorca ponía el acento en la pasión amorosa, pero a Alcázar le interesaba también mucho el contexto social, que sin duda revelaría claves significativas del asesinato. En Almería se encontró, además de unos personajes muy peculiares y de gran humanidad, con la lluvia de dinero de los invernaderos, el violento azote de la heroína, el nacimiento de las reivindicaciones ecologistas y, como él dice, con un espacio dibujado para la tragedia. Caldo en el que nació una novela de muchos paralelismos con la historia que investigaba.
El resultado es este libro, en el que se destaca el secuestro de la libertad de las mujeres en el entorno de rígida autoridad paternal y la fuerte presión social y familiar de las comunidades tradicionales. El autor proyecta una triple perspectiva
de los acontecimientos con tres tipos también de escritura: la investigación periodística, el relato novelesco y la visión cinematográfica.