Breve historia de la embriaguez nos sitúa, desde el inicio, en el marco de una civilización cultural delimitada por las franjas de latitud donde prolifera sin esfuerzo la Vitis vinifera L. La geología de este espacio coincide con el Mediterráneo, y su historia con lo que se ha llamado el mundo grecolatino. Este espacio cultural que hoy llamamos cultura mediterránea ha sufrido una serie de vicisitudes heterodoxas que le han conferido su personalidad y sus determinismos.
La caída de Roma, las luchas religiosas y la pronta imposición de un cristianismo católico, que se apropió de los símbolos paganos, dando una original continuidad cultural a nuestro territorio de al menos cinco mil años. En muchas formas, esa continuidad es inconsciente, pero perdurable. Más o menos, se remonta desde los orígenes de la primera vinificación hasta nuestros días.
Una de esas maneras heredada como un determinismo cultural ha sido una particular manera de embriagarse con moderación. En la Europa mediterránea se consume más alcohol por habitante que en Estados Unidos, pero las tasas de alcoholismo son mín