En esta primera entrega, Burgueses y soldados, buena parte de la tensión narrativa que genera Döblin reside en el acusado contraste entre los esfuerzos del líder espartaquista Karl LIebknecht por movilizar al proletariado y los pactos que el dirigente de la asamblea de los representantes del pueblo intenta establecer con los altos mandos militares.