Es propio de la condición humana conocer preguntando, de manera sucesiva y a lo largo del tiempo. Preguntamos porque habitamos un claroscuro: disponemos de la suficiente luz para atisbar lo que no conocemos, pero no vemos tanto como para encontrar inmediatamente las respuestas que necesitamos. Así es la vida filosófica: no hay revelaciones instantáneas. Es preciso volver sobre los primeros pasos y buscar nuevos caminos, formulaciones más acertadas para los interrogantes de siempre. Las conversaciones recogidas en estas páginas recrean ese diálogo que es la entraña de la filosofía. Al hilo de las preguntas de sus entrevistadores, Alejandro Llano repasa su obra filosófica, dialoga con lo mejor de la tradición y el pensamiento contemporáneo, y ofrece claves con las que interpretar y responder a los problemas del presente.