Tanto en su país de origen, como fuera de él, a Johnny Cash se le ha profesado desde siempre una gran devoción: es respetado por blancos y negros, también por los nativos norteamericanos; su actitud siempre ha sido la de un hombre comprometido, pese a quien pese; hombres y mujeres, viejos y jóvenes, demócratas y republicanos; estadounidenses y no tanto, admiradores del country pero también de otros estilos musicales.