Con este estudio, el señor Rodríguez Marín resultó premiado en los juegos florales y certamen de la ciudad de Córdoba, en 1914. Se trata de un breve opúsculo, no por ello menos importante y estudiado, en el que el autor trata de demostrar algunas ideas sobre Cervantes y su relación con la ciudad de Córdoba.
El apellido Cervantes abundó de tal manera en los anales cordobeses, que llevó a error a los estudiosos, pues no pensaban relacionarlo con el escritor del Quijote. La primera sospecha fundada es la del propio Rodríguez Marín, quien ya la puso por medio escrito epistolar en el año 1899.
Este libro es un ameno repaso por las conjeturas del académico sobre el posible antepasado cordobés de Miguel de Cervantes.