En la mitología decimonónica española, la figura del guerrillero llegó a encarnar
el espíritu de la nación: ser indómito, apegado a la tierra, encarnación del pueblo
llano, que se echa al monte ambiente que conoce bien para luchar contra la
dominación extranjera, fue reivindicado, sobre todo, pero no únicamente, por el
progresismo. Más allá del mito, emerge una realidad compleja. La guerrilla de la Guerra de la Independencia y los conflictos que caracterizaron la transición del Antiguo Régimen al sistema político liberal hunde sus raíces en un universo social caracterizado por los fuertes vínculos municipales y por la profunda religiosidad,
pero también por las periódicas crisis de subsistencia y la falta de oportunidades
laborales que hicieron del bandolerismo una realidad endémica en muchas regiones
de España. Superada la imagen romántica del combatiente impregnado de nobles
ideales que vela por el bien del pueblo, nos topamos con frecuencia con un luchador que, volcado en la necesidad de procurarse un medio de subsistencia, no duda en hostilizar a los civiles. En este volumen, una reunión de especialistas en el fenómeno analiza sus características desde sus mismos orígenes, a saber, los migueletes y las partidas, tanto austracistas como borbónicas, que combatieron en la Guerra de Sucesión española. El recorrido nos conduce, asimismo, a través del periodo
por excelencia de la actividad guerrillera, la lucha contra el invasor francés tras el Dos de Mayo, cuyas particularidades, desde el trasfondo social de los combatientes hasta las tácticas que emplearon, pasando por su relación con el bandolerismo, se desgranan minuciosamente en sendos capítulos. Es objeto de análisis, a su vez, la evolución posterior del guerrillero, que se concreta, en particular, en las partidas carlistas catalanas y vasco-navarras, defensoras del Antiguo Régimen frente al nuevo orden liberal. Por último, se analiza el mito a través de su construcción política y literaria, cuya impronta sigue presente hoy.