El gran libro que esperábamos sobre el poder transformador del grupo terapeútico, un espacio de experimentación que nos devuelve el contacto con los demás: El grupo te deshace para rehacerte, te propone morir para reencarnarte, te arroja a un laberinto lleno de duelos (lo viejo, lo obsoleto) y de descubrimientos (nuevas ac titudes y conductas). Después de Terapia gestalt. La vía del vacío fértil, Francisco Peñarrubia regresa con una potente reflexión vivencial sobre el poder transformador del grupo terapéutico. El grupo es una purga contra el yo y a favor del nosotros, nos dice el autor. Aporta un foco poderoso y contundente sobre la esencia de lo humano: la interrelación. Y, al fin, nos salva con la misma medicina con que enfermamos: de aquella adaptación ciega al entorno familiar a esta otra adaptación flexible y consciente a lo cambiante de la situación, del mundo, de la vida... Se entra en el grupo como se entra en religión o en el amor, como se entra en todo laberinto de conocimiento, es decir, con sed y con temblor. Y exige un peaje que cada quien tiene que negociar con su barquero, el cual le hará las perennes preguntas esenciales, ahora referidas a la experiencia inmediata: quién eres, qué buscas aquí, qué estás dispuesto a poner en juego, qué tienes para dar a cambio de lo que obtengas... Entramos en territorio sagrado y conviene saberlo