El Dr. Jekyll estaba seguro, sus suposiciones tenían que ser ciertas: el hombre no era uno, sino dos, y tenía que haber alguna forma de separar los dos elementos, de liberar su yo bueno de su yo malo. Con ese objetivo trabajó y trabajó en su laboratorio hasta dar con la solución: un bebedizo que había de transformarle.
Pero ¿hasta qué punto el Dr. Jekyll y Hyde pueden estar separados?