«¡Nena! No mires por la ventana que te caes.»
«Como sigas llorando te voy a dar una razón para que llores de verdad.»
«Tómate el zumo rápido, que se le van las vitaminas.»
«Si te tragas el chicle se te pegan las tripas.»
«Algo habrás hecho tú...»
¿Te suenan todas estas órdenes o instrucciones? Son cosas que decían las madres en los años ochenta e incluso las abuelas de los setenta. Algunas eran tan impactantes que se han quedado con nosotros quizá para siempre, porque, seamos honestas, por más que hayamos cumplido ya algún lustro, seguimos haciendo una digestión de dos horas antes de meternos en la piscina. Hemos conseguido reírnos de otras, aunque no tenemos muy claro si deberíamos tomarlas en serio. ¿O tampoco es tan grave?