En esta colección de relatos concebidos alrededor de 1934, Annemarie Schwarzenbach regresa a los paisajes orientales. Ambientadas en ciudades y excavaciones arqueológicas que la autora frecuentó, estas páginas no presentan un mundo de ensueño, pues como ella misma afirma, «la época es demasiada dura para que uno se atreva a expresarse con ligereza».