El Palacio de España en Roma, famoso bastión de las relaciones de España con la Santa Sede, confiesa en estas memorias pétreas sus recuerdos y juicios sobre sus muchos moradores a lo largo de su centenaria vida palaciega, y evoca la importancia del Papado en la construcción de Europa y en particular de España.
Por sus recuerdos y juicio pasan papas, reyes, cardenales, ministros y embajadores que contribuyeron hacer grande su historia y a convertirlo en el Palacio de la Embajada más antigua del mundo.
Su memoria palaciega ensalza a aquellos que supieron cuidarlo y utilizarlo en su importante misión y critica, y a veces vapulea a aquellos otros ignorantes, ineptos, desavisados o perezosos que pasaron por su Palacio dejando mal recuerdo y mermando la gloria y el nombre de España
Los Reyes Católicos, Felipe II y Carlos V, los últimos Austrias y los primeros Borbones atraen sus recuerdos en sus relaciones con el Papado a través de los embajadores que enviaron a Roma para representarles ante la Sede Apostólica.