Cuando Napoleón invade Alemania, la baronesa de C. y sus hijos se ven obligados a huir. Así pasan todo un invierno; pero, cuando la invasión empieza a ser repelida, pueden refugiarse en una finca de su propiedad a orillas del Rin. Allí reciben a algunos huéspedes, pero los ánimos están caldeados: algunos son partidarios de las ideas revolucionarias que encarna Napoleón; otros defienden a ultranza el antiguo régimen. La baronesa, temerosa de que se pierda la sociabilidad, para ella una cualidad indispensable de la civilización, prohíbe las conversaciones espinosas y así se plantea la oportunidad de contar historias. Éste es un libro delicioso sobre el arte y la función de la narración, capaz de combinar penetración y ligereza, y de desvelar, bajo la superficie del juego, cada una de sus serias reglas.