Viviane Forrester desarrolla un enfoque novedoso acerca de la génesis del conflicto en Oriente Próximo y demuestra hasta qué punto los israelíes y los palestinos no son víctimas unos de los otros, sino que unos y otros lo son de una larga historia europea que los condujo a un conflicto artificial e interminable. En tal sentido, sostiene: 'una historia europea en la que ninguno de los dos fue el verdugo ni el culpable. Los árabes reciben el lastre, el castigo de un desastre al que son totalmente ajenos; los judíos, víctimas de este desastre, incitados, cuando no acorralados en un papel de intrusos, y sin poder ver que, aunque voluntariosos, aunque vencedores, se los había puesto en cuarentena'. El crimen occidental presenta un punto de vista nuevo e inesperado acerca de la tragedia que atraviesa Oriente próximo y permite pensar desde otra perspectiva las responsabilidades de un conflicto que parece inexorable.