El cuento motor, el cuento para explorar, para jugar, para construir, para convivir, para crear, dentro de la educación psicomotriz y la educación física escolar, riela entre pasado y presente. Posee elementos que surgen de la tradición y otros con una inequívoca condición innovadora. Conecta con lo construido por muchos maestros durante décadas y mantiene un componente de renovación en la práctica de otros muchos. Integra elementos de la cultura de nuestros ancestros e impele hacia la renovación cultural...Y puede, por otro lado, convertirse -como lo ha hecho ya desde la experiencia de muchas escuelas- en la base de un constructo en el que la educación física asume un papel crítico y una perspectiva humanística. en su tratamiento pedagógico resulta crucial remitirnos a un modelo de educación en el que cada maestro construye el currículo.
Se trata de romper con la idea de que los objetos de aprendizaje, las opciones metodológicas y la definición de actividades responden a lo dictado por los expertos, mientras los docentes se convierten en meros transmisores, sustituibles por otros sin que la ecuación varíe, dejando, en última instancia, fuera a la persona que, en colaboración con cada alumno, con cada grupo, con cada familia, con cada espacio vivencial, lleva a cabo la tarea educativa.
El cuento motor constituye, por lo tanto, desde la concepción que mantenemos en este texto, un espacio para la creación cooperativa, para la búsqueda de procesos educativos potencialmente enriquecedores, para alumbrar respuestas inéditas ante alumnos y grupos singulares. Obviamente y de forma acorde con lo que planteamos unas líneas más arriba, no significa esto que no podamos nutrirnos de propuestas elaboradas con anterioridad por uno mismo, o por otros compañeros. Significa que cada cuento motor, creado o no por nosotros con anterioridad, ha de ser redefinido y que cada docente lo hemos de convertir en algo propio -haciendo extensiva esta apropiación al grupo educativo del que formamos parte junto con las personas con las que compartimos las clases-. Desde la visión de la educación física a través de un crisol de perspectivas en continuo desarrollo, el cuento motor, alcanza, de este modo, auténtico significado. Un significado en el que no se considera, desde un apriorismo irrefutable, como opción infaliblemente más sabia o más actual; sino, más bien, como una iniciativa a explorar, como una alternativa viable, como una opción que encierra infinidad de posibilidades pedagógicas y que podemos convertir, si lo impregnamos de un ethos de implicación, reflexión y compromiso, en auténtico hecho educativo, desde la actuación cooperativa con nuestros alumnos y alumnas. Bajo estas premisas, iniciamos el libro que tienes en tus manos.