Al principio no existía nada. O mejor, existía la nada. De esa especie de nada material fueron surgiendo los seres, y entre ellos ese ser tan especial que es la palabra, especie de nada inmaterial, espíritu, soplo, aliento.
Con la palabra los hombres fueron nombrando las cosas y los seres, fueron creando el mundo y los mundos, fueron elaborando su historia y anticipando su futuro, fueron expresando sus sentimientos y atesorando su tradición.
Las narraciones del Extremo Oriente que componen este volumen sumergen al lector occidental en mitologías cuyo punto de partida le es familiar, pero cuyo desarrollo conduce a su imaginación por ambientes y costumbres desconocidos.
La fantasía tiene en estos cuentos mucho que ver con la ensoñación, tal vez porque la realidad resulta demasiado dolorosa para reducir la existencia sólo a ella. Los personajes se presentan entonces en ayuda de los lectores y de los oyentes para referirles la otra cara casi siempre oculta de las cosas y de ellos mismos, comunicando de esa manera la esperanza imprescindible para vivir.