Una galería descorazonadora de personajes habita Cuentos sin hogar. Son pocos los momentos de dicha de los que disfrutan. Las situaciones precarias en las que viven no se lo permiten, todo lo contrario, sus circunstancias los empujan al límite, allí dónde la moralidad convencional deja de tener sentido. Son personajes que conducen a rincones en los que las emociones aturden, a espacios tan oscuros que hacen difícil ver la decisión correcta.
Estos once relatos de corte social están marcados por el dramatismo, aunque no carecen, en algunos casos, de misterios y humor. Están salpicados por el halo de fatalidad que envuelve a los personajes. Con el paso de las páginas se intuye un final desafortunado, de ahí el subtítulo Finales sin perdices, pero esto no evitará la sorpresa del último golpe de efecto.
Cuentos sin hogar es un retrato del sinhogarismo. Del efecto sobre las personas que lo sufren, las que están a punto de sufrirlo, y las que están en contacto con ellas. En sus páginas encontrarás indigentes, refugiados, desahuciados, menores intitucionalizados, yonquis y oku