A finales del siglo XIX, las victorias militares del Japón colonial demostraron que las potencias europeas habían subestimado al país nipón y la Exposición Universal de Barcelona en 1888 ofreció a España la oportunidad de estrechar lazos comerciales con el país del Sol Naciente. En aquel encuentro entre civilizaciones se forjó una amistad imperecedera entre Antoni García Llansó y el pintor Kume Keiichirō, dando como resultado una serie de artículos recopilados luego en forma de libro.Con Dai Nipon García Llansó descubrió a los lectores españoles la historia, sociedad y cultura de un país fascinante aparentemente muy alejado de España, pero con multitud de semejanzas, a través de un texto que sintetiza el clima de tensión de la política internacional a principios del siglo XX.