La liebre siempre tiene muchas ganas de andar, mientras que la tortuga hace su mejor esfuerzo para mantener el ritmo. Pero la liebre ya no tiene prisa para que la tortuga le lea un cuento. Después de todo ¡para algunas cosas no hay que apurarse!
Con su sencillez, desarrollada en un entorno acogedor de tierras de cultivo, y
adorables personajes, esta historia pone de manifi esto las diferencias entre dos personalidades: la enérgica e impulsiva de la liebre y la prudente de la tortuga.
Una historia que celebra la energía de la infancia y la alegría de compartir los libros. Los padres también podrán reconocer el paralelismo con su propia
experiencia en el cuidado de los peques. Recomendado para niños entre 0 y 5 años.