Mientras el Imperio Romano caía y unos bárbaros descendían sobre las ciudades romanas, los irlandeses se dedicaron al arduo trabajo de copiar toda la literatura de Occidente a la que tuvieron acceso. Gracias a la misión de los monjes irlandeses se fundó de nuevo la civilización europea por todo el continente. Sin ellos el mundo que vino después hubiera sido completamente distinto, un mundo sin libros.