Durante años, De la Vida Literaria, de Forcada Cabanellas, fue libro de culto entre los borgianos. De primerísima mano, su autor dejaba constancia en él de la llegada de Borges a Sevilla y de sus aventuras ultraistas, entre las que cabe destacar una excursión nocturna para apedrear la casa de un escritor local. Más citado que leído, De la vida literaria, sin embargo, no es sólo un libro para la hinchada borgiana, sino también el exquisito testimonio de un escritor que comprendió que su principal suerte fue haber sido contemporáneo de algunas de las más grandes figuras de nuestra literatura y decidió dejar testimonio de esa fortuna. Tan nutrido de experiencias personales como de lecturas atentas, el libro de Forcada Cabanellas mantiene fresco aún, a través de vivencias y opiniones más o menos contundentes sobre Pío Baroja, Lorca, Unamuno, Gómez de la Serna, Rafael Barradas, Azaña, el innegable encanto de las obras que deciden refugiarse en una honda memoria personal «para evadirse de una realidad trágicamente deshumanizada», según dice el autor en el prólogo. De la vida literaria podría haberse titulado sin impudor De la literatura vivida, porque a lo largo del libro brilla, gracias a una prosa vivaz y a la capacidad del autor de retratar con unos cuantos detalles a quienes aquí comparecen, tanto grandes autores como figuras olvidadas, un escritor consciente de sus propósitos y su alcance. El libro así ofrece no sólo información fidedigna, sino también una visión certera de una época esplendorosa bohemia, pequeñas revistas literarias, vanguardias, poetas que quieran cambiar el mundo, grandes popes ya de vuelta de todo abarrotada de momentos inolvidables. Inencontrable hace mucho, pues fue editado en Rosario (Argentina), con esta edición, se recupera un libro delicioso lleno de pistas en el que se oye nítidamente la voz elegante y sobria de alguien que estuvo allí. J.B.
Manuel Forcada Cabanellas. Hijo de padre andaluz y madre uruguaya, Manuel Forcada Cabanellas (nacido en Rosario, Argentina) pasó su juventud en Sevilla donde trabó amistad con los ultraístas y colaboró con las revistas sevillanas Grecia y La Exposición y la ovetense ULTRA. Publicó dos libros: Psicogramas. Prosas líricas (Sevilla, 1920) y Pele-Mele (Sevilla, 1922). Ese mismo año regresó a la Argentina donde en Rosario y en 1941, publicó De la vida literaria. Testimonios de una época y dirigió la revista Nun. Murió en Rosario en 1944.