En De una vida tal vez nunca vivida, Jorge Urrutia se introduce por los vericuetos de la memoria para ofrecer una serie de cuadros que, vividos o soñados, trazan la historia de una infancia transcurrida, dentro del ambiente de la posguerra española, en una familia de vencidos. Si el padre real del autor, el poeta Leopoldo de Luis, pespuntea con su presencia toda la narración, un realismo fantástico no deja de suspender lo verosímil del hilo de la poesía. Del campo andaluz al barrio madrileño, el protagonista cumple su proceso iniciático integrándose cada vez más en el pequeño mundo de imágenes, recuerdos e invenciones en el que cupo refugiarse.