Matilde Ras recrea en este libro lleno de libros, amigos, soledades, la Lisboa de los años cuarenta, un oasis en la Europa en guerra, el puerto al que soñaban llegar todos los perseguidos (como Walter Benjamin, que no pasó de Port Bou); también a una Coímbra en la que coincidió con el poeta Eugénio de Andrade y en la que el paraíso, en forma de comunidad de amigos dedicados al arte y a la literatura, al amor y a la música, lejos de los convencionalismos patriarcales, estuvo a punto de hacerse realidad.
Lector: abres las primeras páginas de este diario y el telón se alza «sobre un inmenso y fantástico escenario», el destartalado laberinto de los tejados de Alfama, el azul deslumbrante del río que quiere convertirse en mar. Acomódate bien en tu asiento, despreocúpate de todo, la función va a empezar. No te arrepentirás de haber iniciado un viaje en el tiempo de la mano de una mujer excepcional, a la que las circunstancias la primera de todas, ser mujer quisieron dejar siempre en segundo plano. Ahora avanza hacia nosotros en un libro que nadie, salvo un puñado de amigos, leyó en su momento.
Escucha lo que tiene que decirte, que susurrarte, en estas anotaciones, en estas amicales confidencias, una secreta obra maestra de la literatura autobiográfica.
Matilde Ras (Tarragona, 1881-Madrid, 1969) cultivó los más diversos géneros literarios, de la narrativa al teatro, pero fue conocida sobre todo como introductora de la grafología en España, disciplina a la que dedicó importantes monografías y que la hizo popular gracias al consultorio que durante décadas mantuvo en las revistas Por esos mundos, Estampa, Blanco y Negro o en el diario ABC. En El camino es nuestro, edición de Nuria Capdevila-Argüelles y María Jesús Fraga, se reunió una muestra de su obra ensayística y autobiográfica, junto a la de quien fue su gran amiga, Elena Fortún, a la que dedica este diario portugués. Ambas forman parte de la generación de mujeres María Lejárraga o Concha Méndez, entre ellas sin las cuales no habría sido posible el esplendor cultural de la Edad de Plata, pero que hasta hace poco habían sido invisibles para la crítica. Recientemente se han reeditado, en esta misma editorial, sus Cuentos de la Gran Guerra.