A primera vista, el estilo descriptivo y aséptico de un diccionario parece lo más alejado de la poesía. Sin embargo, una y otro intentan lo mismo: descarnar la palabra hasta llegar a su esencia. El lenguaje científico ensaya un idioma llevado al límite. El poema debe ser el propio límite. Nuestras incertidumbres nos definen con mucha más precisión que las certezas que creemos tener. Porque son nuestros miedos los que nos empujan a inventar teorías del orden que formulen un orden teórico en el que guarecernos: el de las leyes, las normas, los códigos, los mandamientos o las enciclopedias. Listas, enumeraciones, decálogos. Inventarios que clasifican los tipos de heridas para que dé la impresión de que, así, duelen menos.