A pesar de ser más célebre por sus grabados, Alberto Durero (1471-1528) fue también un maestro de la pintura y un dibujante cuya obra ejemplifica el espíritu del arte alemán. La importancia de Durero en el Alto Renacimiento alemán fue tal, que puede ser considerado como la encarnación de este movimiento en su totalidad. Sus viajes a Italia (dónde estudió especialmente con Giovanni Bellini) tuvieron un profundo impacto en su desarrollo artístico y le permitieron combinar en su obra ambas influencias, la alemana y la italiana. En años posteriores, la pasión de Durero por el conocimiento y el progreso le llevaron a investigar y a escribir sobre teoría del arte y matemáticas, convirtiéndolo no sólo en el más importante artista de su época en el norte de Europa, sino también en uno de sus principales pensadores. Esta visión global de toda la obra de Durero, que comprende óleos, témperas y acuarelas, grabados en cobre y en madera, así como dibujos y bocetos, es la introducción perfecta a su trabajo.