Hay una vena misógina antiquísima, milenaria, que se pierde en lanoche de los tiempos. Pero Lope se desmarca de ella. Porque lasmujeres no fueron para Lope solo un radiante objeto de deseo, sino que virtudes que otros atribuían exclusivamente a los varones (prudenciacoraje, osadía, inteligencia...) quedan encarnadas en muchas de lasprotagonistas de sus comedias. Y El alcalde mayor es su mejor ejemplo. Obra especialmente singular, porque, dentro de los cánones del nuevoteatro creado por el propio Lope, tiene a la mujer, Rosarda, comoprotagonista exclusiva, muy por encima del resto de los personajes."O el destino de una mujer que iba para casada..." rezaba el subtítulo original. Pero Rosarda, que, tras estudiar Leyes en la Universidad de Salamanca, gana un enredoso pleito en Valladolid, ante el más altotribunal de justicia de España, y luego, en su Toledo natal, llegará a ser alcalde mayor de la capital del reino. Y ella, y solo ella, seráquien decida sobre su propio destino.