«En casa no se cantaban villancicos. Tampoco se hacía nada que por un segundo pudiese parecer una exaltación de la cultura alemana, la nuestra. Resulta difícil hablarlo con mi padre, porque exuda culpa por ser alemán.» En esta obra de contenido autobiográfico y con una dimensión familiar, la autora explora el sentimiento de culpa intergeneracional de la población alemana debido a episodios de su pasado como el Tercer Reich, el Holocausto y la Segunda de Guerra Mundial; y cómo este ha imposibilitado que desarrollase de forma plena un sentimiento de pertenencia a un lugar y a un grupo.