Que te toque un sueldo para toda la vida gracias a un sorteo en
el que ignorabas participar es una gran noticia. Y más, cuando
acabas de ser abandonado por tu pareja y te acaban de despedir
de tu trabajo como asistente artístico del departamento de policía.
Bueno, salvo que seas un neurótico de manual y se te meta en la
cabeza que alguien te quiere quitar de en medio para que dejes
de cobrar cuanto antes. Pero si, además, un tipo larguirucho y un
niño calvo y con bigote empiezan a perseguirte para hacerte una
oferta que no podrás rechazar, pues la gran noticia pierde la gracia
del todo. Por lo que sea.