o la virtud de la parodiaEn enero de 1909, una estafa realizada por un tal Henri Lemoine contra la compañía De Beersdedicada a la explotación de minas de diamantes acabó adquiriendonotoriedad mundial.Marcel Proust, cuyo estilo ya se estabaperfilando en los primeros esbozos de la Busca del tiempoperdido, tomó este caso para describirlo a la manerade Balzac, Flaubert, Renan, Michelet o Saint-Simon, recurriendo,con ello, ôa plena conciencia, a la parodiaö, con la idea de evitarômalgastar el resto de nuestras vidas escribiendo parodiasinvoluntariasö, o leyéndolas.