Como auténtico género literario, el epigrama nace con la literatura y vive y se desarrolla adherido a ella como una verdadera planta parasitaria. Cuando la literatura florece, el epigrama está en auge; decae y degenera con la decadencia y degeneración de la literatura.
Flor de antología, asoma en los tiempos de la cultura helénica; es cultivado con ardor en la roma de nuestro Marcial y da sus primeros vagidos con las literaturas neolatinas.
Nuestra literatura tiene propensión al epigrama desde sus primeros pasos. Hurtado de Mendoza y Cristóbal de Castillejo ya lo manejan con soltura; cultívalo, luego, fervorosamente, Baltasar del Alcázar; Bartolomé Leonardo de Argensola y Polo de Medina lo embellecen y le dan carta de naturaleza… Lope de Vega y Quevedo le ponen ya sobre el hombro la etiqueta gloriosa y le connaturalizan entre los géneros literarios excelsos.
El Siglo de Oro, de estilo almidonado y enrevesado en su gran parte, fue sin embargo propicio al florecimiento del epigrama. Pero es en el siglo XVIII cuando el epigrama se propaga y cultiva por casi todos los poetas. Don Juan de Iriarte, Martínez de la Rosa y los Moratines son maestros del género.
Durante toda nuestra historia literaria, el epigrama ha sido siempre claro, sencillo y elegante y definido por Iglesias de la Casa con admirable fórmula epigramática: A la abeja semejante/ para que cause placer,/ el epigrama ha de ser/ pequeño, dulce y punzante.
La presente antología viene a llenar un vacío. Desde hace muchos, demasiados años, el epigrama ha estado olvidado de los críticos e historiadores literarios.
José Esteban, con El Epigrama español, viene, aparte de a rellenar un vacío literario, a aumentar su colaboración en el catálogo de Ediciones Espuela de Plata. A El Epigrama español le han precedido títulos como Vituperio (y algún elogio) de la errata (2002), ¡Judas!… ¡Hi… de puta! Insultos y animadversión entre españoles (2003), y Las mil y una palabras de casa de putas (2005).
Autor de más de veinte libros, repartidos en casi todos los géneros literarios, la dispersión y la curiosidad pueden considerarse sus dos grandes virtudes o, acaso, sus dos grandes defectos. Virtudes o defectos que brillan o ensombrecen, en su caso, El Epigrama español.
Próximos a aparecer, Escarceos periodísticos, antología que recoge artículos, ensayos y cuentos aparecidos en revistas y periódicos españoles, y Breve diccionario de ventas, mesones, vinos, comida, maritornes y arrieros en tiempo de Cervantes.