En 1922, Francis Scott Fitzgerald anunciaba su decisión de escribir "algo nuevo, algo extraordinario, hermoso y sencillo, con una estructura complicada". Esta obra extraordinaria, bella, de complicada estructura y, por encima de todo, sencilla, se transformó en El Gran Gatsby, probablemente la mejor novela de Fitzgerald y, ciertamente, el libro por el que más se conoce. Este nuevo retrato de la Jazz Age, ya descrita por el autor en Hermosos y malditos, captura el espíritu de la generación de Scott Fitzgerald y le concede un trono permanente en el Olimpo de la literatura norteamericana. El millonario hecho a sí mismo, Jay Gatsby, personaliza una de las obsesiones de Fitzgerald y de la sociedad de su país: la combinación de dinero, ambición y lujuria como promesa de nuevos comienzos. Una extraordinaria fábula -y como tal, no exenta de moraleja- sobre el sueño americano.