Nueva Orleans era una canción que sucumbió bajo las olas. La catástrofe era tan inmensa, tan omnipresente, que costaba creer que toda aquella destrucción hubiese sobrevenido en sólo veinticuatro horas. Pero el Katrina no fue lo peor. Una mezcla de hombres de negocios, mafiosos y psicópatas, todos juntos y revueltos. Y los más impredecibles y peligrosos, aquellos que no aparecen en el radar los criminales amateurs. En una ciudad bajos las aguas, un enorme campo roturado de cadáveres, tres jóvenes negros saquean un barrio residencial de blancos. Entran en la vivienda equivocada y roban, sin saberlo, el botín de sus vidas. Lo que no saben es que su infierno ha acabado de comenzar.