El látigo vivo (1927) constituye uno de los clásicos más imperecederos de la literatura eslovaca. Obra antibelicista, traducida a más de una docena de lenguas desde su publicación, ha revivido el interés internacional con la reciente traducción al francés, al árabe y, ahora, al español.
Esta novela, cercana al testimonio, no de la Historia con mayúsculas, sino de la intrahistoria, es comparable a Dostoievski por la profundidad psicológica de sus personajes, aunque resulta más próxima al imaginario de Tolstói.
La presente obra, de tintes expresionistas, conjuga el fatalismo eslavo con un lenguaje jugoso, profundamente popular, lleno de giros coloquiales y al mismo tiempo renovadoramente poético. El látigo vivo es de principio a fin un ejercicio de estilo, prodigioso si recordamos que su autor era un joven sin más formación literaria que su talento innato.
Milo Anton Urban, o Milo Urban nació en 1904 en Rabcice, provincia de Orava (actual Eslovaquia). Autor brillante y autodidacta, de personalidad contradictoria y controvertida es un fenómeno singular de la literatura eslovaca. Dotado de forma natural para la escritura, Urban empezó muy joven, en 1921, la carrera como periodista. En 1922, con solo 18 años, publicó su primera novela. Entre 1926 y 1927 escribió El látigo vivo (Zivý bic), su obra más célebre. Murió en 1982 en Bratislava.