Frete al psicólogo escolar surgen expectativas muy dispares: la más común es la de que el se ocupe del caso señalado dejando libres de responsabilidad a quienes así lo aconsejan. En esta petición para que el psicólogo intervenga va implícita, por consiguiente, la esperanza de obtener una solución mágica que no implique cuestionamiento alguno para los autores de tal consejo.
El psicólogo que ajusta su actuación a expectativas semejantes, lejos de promover un cambio, consolida el statu quo. Pero corre igual destino el psicólogo que desafía a la institución. ¿Qué hacer para modificar una situación tan paradójica?
Habida cuenta de que el estereotipo cultural define de antemano la relación del psicólogo con sus clientes potenciales y lo priva así del instrumento necesario para el control de esa relación, los autores de este libro se esforzaron por hallar los medios que le permitieran autodefinirse y marcar un contexto apto para conferir significado y eficacia a sus intervenciones.